En un nuevo paso hacia el consumo ecológicamente responsable, Francia dispuso que a partir del 2023 la ropa tendrá que llevar una etiqueta que brinde información exacta y completa sobre su producción. Esta medida implica informar sobre el origen de las materias primas, las sustancias utilizadas para el teñido y las fuentes de energía utilizadas en su producción entre otros datos.

Actualmente, la Agencia Francesa para la Transición Ecológica (Ademe) está analizando diferentes propuestas para recopilar esa información tomando como base 500 prendas que se comercializan hoy en el país.

Erwan Autret, uno de los coordinadores de Ademe, afirmó que «el mensaje legal es claro: será obligatorio, así que las marcas tienen que prepararse, hacer que sus productos sean trazables y organizar la recogida automática de datos». El funcionario señaló además que “está claro que ya nadie cuestiona la necesidad de estos cálculos”.

Desde The Good Goods, la agencia de medios centrada en la moda sostenible, opinaron que la medida “obligará a las marcas a ser más transparentes y conscientes… a recopilar datos y crear relaciones a largo plazo con sus proveedores, cosas que no suelen hacer”, opinó. Victoire Sotto, ejecutivo de la agencia, señaló que “ahora mismo parece infinitamente complejo, pero ya lo hemos visto aplicado en otros sectores, como el de los suministros médicos”.

Por su parte, Ariane Bigot, subdirectora de moda de Première Vision, declaró que esto no significa que un tejido sintético tenga que ser descartado de los guardarropas. “Un sintético fuerte con una vida útil muy larga puede ser adecuado para algunos usos, como una prenda de vestir que requiera pocos lavados” agregó. Si bien la directiva opinó que la implementación de la medida “es muy complicada”, reconoció que “hay que poner en marcha la maquinaría”.

La medida fue bien recibida por parte de los ambientalistas, pero considerada insuficiente. Valeria Botta, de la Coalición Medioambiental sobre Normas, afirmó que “está muy bien que se haga hincapié en el análisis del ciclo de vida, pero hay que hacer algo más allá de las etiquetas”.

Botta opinó que “hay que centrarse en establecer reglas claras sobre el diseño de los productos para prohibir la comercialización de los peores, prohibir la destrucción de los productos devueltos y no vendidos, y establecer límites de producción”. Para la ecologista, “los consumidores no tendrían que esforzarse tanto para encontrar una opción sostenible, sino que deberían ser la norma”.
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Fashion Network / Comunidad Textil

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