Se habla de que la tendencia a la venta de prendas y artículos de moda de segunda mano crece en los Estados Unidos. Es una apuesta con la que ciertas empresas buscan resolver problemas de stock. Si bien ya aparecen los estudios eufóricos con expectativas promisorias, alentados por los intereses de algunas compañías, no parece un camino venturoso para todos.

Dicen que esta propuesta estaría teniendo mayor aceptación. La impulsan acuerdos de minoristas de grandes superficies con tiendas online, como los de Macy’s y JCPenney con ThredUp, o el de Burberry -que ya no puede quemar sus stocks- con The Real Real.

Se dice que es un sector cuyo crecimiento se está situando en torno al 12% anual, y que se espera que pase de facturar unos US$ 25.000 millones en 2018, a unos US$ 36.000 millones en el 2021. En la sección de moda-lujo, se estima que este mercado podría tener un crecimiento del 9%.

Una serie de datos que se derivan de un reciente estudio publicado bajo el nombre “Why luxury brands should celebrate the pre-owned boom” (Por qué las marcas de lujo deberían celebrar el auge del mercado de segunda mano) elaborado por la consultora Boston Consulting Group (BCG) y la plataforma de prendas de segunda mano Vestiaire Collective. Informe realizado a partir de 1.000 encuestas a usuarios de Vestiaire Collective, y de otras 12.000 elaboradas por BCG y Altagamma a consumidores de 10 países distintos.

El trabajo estima que será una expansión que vendrá impulsada por las ventas del canal online, donde actualmente se genera aproximadamente un 25% de las compras de productos de lujo de segunda mano. Mientras que por el contrario las tiendas físicas independientes de moda-lujo de segunda mano, más alejadas de la estética propia de cualquier “boutique” de lujo, experimentarán un crecimiento mucho más lento.

Según el estudio, “la reventa es un fenómeno global que tiene especial fuerza en dos lugares”. En Estados Unidos, donde el 50% de los clientes del lujo participan en el mercado de reventa. Y en Europa, “donde el mercado se está desarrollando rápidamente”. Mientras que en China está despuntando, pero todavía “no está bien estructurado y no han aparecido actores de relevancia”.

Cabe preguntarse cuál será la ventaja que obtendrá la industria, o que rentabilidad obtendrá de la segunda o quizás hasta una tercera reventa de su producto. Y cuántas unidades dejará de vender por la obturación de necesidades o aspiraciones de sus posibles clientes, que pasaran a ser atendidos por ese mercado secundario.

Otro tanto deberán pensar las marcas de lujo, que crean e invierten para sus artículos logren tener un gran componente aspiracional, cuando éstos vayan quedando al alcance de un público más vasto, del que sus clientes primarios quieren diferenciarse.

El informe cree ver que “los consumidores de lujo más jóvenes son los participantes más importantes del mercado de segunda mano”. Calculan que el 54% de la Generación Z y el 48% de los millennials serán buenos clientes para artículos de lujo de segunda mano. Y que serán del 38 y del 35%, en el caso de la Generación X y de la Baby Boom, respectivamente.

“La transformación de las preferencias de los consumidores también alimenta el florecimiento del mercado de segunda mano”, pontifica el trabajo. Así la consultora busca encontrar en el tema sostenibilidad un buen argumento para la venta de productos de segunda mano. Por eso dice son “especialmente los millennials y la generación Z, los consumidores con más peso, “son los que tienden a preocuparse más por la sostenibilidad y por el consumo responsable que las generaciones precedentes”.

Prevén que hay un 59% los clientes del sector moda-lujo influenciados por consideraciones ecológicas y sostenibles. Y que también hay un 17% los compradores que dicen inclinarse por la compras de moda de segunda mano por considerarla un “comportamiento verdaderamente sostenible”.

El informe trata de aventar las dudas de las empresas de artículos de lujo, diciendo que “esta modalidad tiene mucho más que ofrecer que restar a dichas marcas”. Supone que
el mercado de segunda mano es una buena herramienta para que “los consumidores del mercado primario puedan desprenderse de los artículos que ya no desean y recuperar parte de su inversión”. También ponderan que esto acercará “a clientes de la segunda mano hacia artículos que se encuentran muy alejados de su poder adquisitivo”. Justamente, será esto atractivo para las empresas de lujo?

El informe argumenta que “el mercado de segunda mano es un medio muy eficaz para que las firmas de lujo anclen su marca en la mente de los clientes potenciales con el fin de atraerlos hacia el mercado primario”. Pero, quizás sea éste el argumento más débil, dado que las grandes marcas son justamente quienes mejor saben seducir a sus clientes. Y que la esencia de la vitalidad de una marca icónica es que sea sólo accesible para pocos.

También hay referencias al sector Fast-Fashion. Dice que según un informe elaborado por la compañía estadounidense ThredUp, el ritmo de crecimiento del mercado de segunda mano se duplicará en los próximos 5 años, creciendo a un ritmo 1,5 veces superior al de moda rápida hacia el 2028.

Por eso, asegura el trabajo, que cada vez más las multinacionales y grupos textiles se preocupan de investigar las maneras de “integrar esta nueva tendencia de consumo en sus modelos de negocio”. Y da como ejemplos los ya mencionados y agrega a la alianza de Farfecth con la británica Thrift+ y a H&M buscando incrementar su participación en la plataforma sueca Sellpy con el objetivo de impulsar su expansión internacional.
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FashionUnited / Comunidad Textil

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