La industria de la indumentaria de Argentina sufre una fuerte baja del consumo en el país que ha obligado al sector a trabajar a menos del 40% de su capacidad, según informó el sistema estatal de estadísticas. La cascada de cierres de empresas llegó a las plantas de producción local y su salida del país de marcas como Adidas, Nike, Wrangler y Lee y otras. Cientos de PYMEs, con menos capacidad de resistencia, tuvieron el mismo destino. Según los dirigentes del sector la industria agoniza, por lo que el futuro de muchas otras parece ser similar si no cambian las condiciones.

El dato del nivel de capacidad utilizada en las industrias textil e indumentaria marcó el nivel de gravedad de los problemas para sostener su negocio en la Argentina.

Yeal Kim, presidente de la Fundación ProTejer.

El presidente de la Fundación ProTejer -que reúne a toda la cadena industrial del sector textil-, Yeal Kim, advirtió que la industria textil «está agonizando». Según el dirigente empresario, «cuando el presidente Mauricio Macri asumió pensábamos que nos iba a ayudar a todos, pero la realidad es que ahora estamos agonizando”. Advirtió que “hace tres años consecutivos que venimos perdiendo, es como un cáncer que va matando a la industria».

«Hay empresas que han invertido millones de dólares y ahora pierden un capital monstruoso. Hoy ni siquiera el problema es la importación, porque los importadores también se están quebrando”, sostuvo.

Yeal Kim, comentó que el problema fundamental es la falta de demanda, que proviene del hecho de que los consumidores perdieron poder adquisitivo. «El argentino gasta cada vez menos en alimentos y bebidas, así que imagínese en todo lo que es indumentaria. En este contexto, las marcas en lugar de seguir la tendencia de moda, tratan de reutilizar los remanentes de stock que les habían quedado. Todos están perdiendo dinero», resume el directivo, que es presidente de la compañía textil Amesud.

Alejandro Pernas, presidente de la Federación Argentina de la Industria de Indumentaria y Afines (FAIIA).


El relevamiento realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en las tiendas, shoppings y supermercados van marcando que la disminución de las ventas crece mes a mes, produciendo a su paso un récord de cierres de comercios en el sector minorista, en todo el país.

Alejandro Pernas, presidente de la Federación Argentina de la Industria de Indumentaria y Afines (FAIIA), coincide con el diagnóstico, dice que el mercado interno se derrumbó. «Nuestra industria no es gran exportadora, lo que indica que el grueso de la producción es para consumo interno y, considerando que el mismo está golpeado por la inflación y el aumento de tarifas, no es difícil imaginar el resultado», opinó.

Según Pernas, los industriales que trabajan para sectores de menores recursos son más perjudicados que los que le apuntan a un segmento más alto, pero igualmente nadie se escapa de la trampa en la que cayó el sector. «El Indec publicó el uso de capacidad instalada y en el rubro textil e indumentaria estamos en el orden del 30%. Esto indica que tenemos en promedio el 70% de capacidad ociosa», advirtió.

Claudio Drescher, presidente de la CIAI.


Claudio Drescher, presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), criticó la administración del comercio exterior, que hizo que el país tuviera balanza comercial negativa y déficit en el sector turismo. Explicó que durante mucho tiempo el mantenimiento de la moneda sobrevaluada respecto del dólar generó una ola importadora y de viajes de compras. “Eso provocó una caída de la producción y la prueba está en que dos importantes empresas deportivas desmontaron sus talleres en el país», dijo.

Según Drescher, los empresarios del sector tenían gran confianza en que el proceso que comenzó a fines de 2015 estaba en manos de un equipo de gobierno ‘proindustrial’. Pero ahora están muy preocupados. «En esta nueva etapa lo que desalienta es que no se ve que atravesar esta crisis sea el camino para estar mejor. No vemos un plan económico o un plan industrial que nos pueda ayudar. No se ve, desde el sector, una preocupación por la industria», apuntó.

Por su parte, Gustavo Martínez, gerente general de la marca de jeans Taverniti, señaló que el sector hace tiempo que viene golpeado -en referencia a la ola de importaciones-, pero hoy se suma la baja del consumo. «Porque hay otros problemas históricos, como carga impositiva, costos logísticos y litigiosidad laboral, pero todo eso se tapa si las ventas andan bien», explicó el empresario.

Para los empresarios las malas noticias no se terminan allí porque las desmesuradas tasa de interés bancarias aparecen como otro gran problema para el sector. Esto no solo dificulta la financiación de la empresa, sino que también hace más complejo financiar las propias ventas, ya que en el país mucha de la ropa se vendía en cuotas. «Esto afecta directamente la rentabilidad, que ya venía cayendo», apunta Martínez.

Desde la Secretaría de Industria, el gobierno destacó como algo positivo que se haya llevado a $12.000 el mínimo no imponible para las cargas patronales. «Esta medida beneficia de forma directa a 126.000 empleos formales distribuidos en 8000 empresas presentes en todas las provincias. Así, estamos bajando los costos laborales para que las pymes de indumentaria, textil, calzado y marroquinería puedan crecer», indicaron en esa cartera.

En el sector de la indumentaria, de todos modos, señaló que la medida oficial es apenas una gota en un desierto que no presenta ni un solo oasis en medio de la aguda caída del consumo, las altas tasas para financiarse y suba de los costos de producción por el fuerte aumento en las tarifas de la energía y los demás servicios.
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Iprofesional.com / La Nación / Comunidad Textil

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