Los últimos avances sobre trazabilidad dan herramientas para una industria ecológica
La necesidad de avanzar hacia un tipo de producción que cuide el medio ambiente ha hecho de la trazabilidad un recurso indispensable para verificar el impacto de los productos. Por eso es esencial hacer un repaso de algunos de los caminos que tiene la industria para producir de forma sostenible evitando caer en el “greenwashing” (simulación de un producto ecológico).
El primer eslabón donde comienza el proceso de trazabilidad es en las fibras utilizadas. Es común que en la producción de fibras celulósicas y algodoneras, la búsqueda de maximizar el beneficio lleve a prácticas nocivas para el ambiente. Como contrapartida existe la agricultura regenerativa que utiliza menor cantidad de químicos.
La empresa británica Materra conecta a las empresas que buscan fabricar productos más sostenibles con agricultores que utilizan la agricultura regenerativa. La tecnología que utiliza para evaluar, en este caso, el algodón, se basa en el análisis isotópico. El mismo sistema es usado por la verificadora global de origen neozelandés Oritain para el sector lanero y algodonero.
El análisis isotópico identifica los rasgos de la materia prima (composición del suelo, clima, altitud, régimen de lluvias, etc.) para determinar de dónde proviene el insumo. Al día de hoy, Materra ya ha logrado establecer un proceso de identificación del 90% de la producción mundial de algodón.
En el caso de las fibras sintéticas (derivadas del petróleo) como el poliéster, la trazabilidad resulta fundamental para verificar que las nuevas fibras fueron producidas con material reciclado. La importancia de reciclar este tipo de insumos resulta evidente al considerar que la producción de fibras sintéticas, si no se cambia esa matriz, alcanzará las 100 millones de toneladas en 2030.
La fabricante de indumentaria Patagonia se puso como objetivo utilizar únicamente poliéster reciclado para 2025. Entre sus acciones inmediatas, la empresa presentará una colección de remeras realizadas con prendas usadas. Todo el proceso será controlado por la fabricante mexicana de indumentaria Vertical Knits, miembro de la organización sin fines de lucro Textile Exchange.
En el proceso de hilatura, las herramientas de trazabilidad utilizan códigos de barras o QR que conectan con bases de datos que informan sobre el origen de la materia prima, el proceso al que fue sometida, los químicos que se añadieron, etc. Entre las empresas que brindan este servicio está Circular Fashion que permite que la información fluya de manera transparente entre materias primas, marcas, clientes finales y recicladores. La empresa Everledger se encarga de la seguridad de todos esos datos utilizando tecnología blockchain.
Otra tecnología que se utiliza con el mismo propósito son los marcadores moleculares que se integran en el producto textil. Estos marcadores son indelebles e informan sobre el origen de las fibras. Algunas empresas que ofrecen el sistema son CertainT, Haelixa y Birla Cellulose. Otro tipo de marcadores están formados por nanopartículas y su información puede leerse con un scanner manual e integrarse a una base de datos en cualquier momento de la cadena de valor. Wearaware, Tailorlux, FibreTrace e InCode Technologies son las compañías que trabajan con este sistema.
Para que todo el proceso resulte efectivo es necesario que los datos estén estandarizados y puedan ser verificados por terceros. Para ello, es indispensable el trabajo en conjunto entre empresas, gobiernos e instituciones internacionales.
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Pinker Moda / Comunidad Textil
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