Como en casi todo el mundo, en Europa la revolución de los medios digitales de pago es un hecho y con la pandemia y las restricciones al comercio físico, se ha acelerado esta tendencia. Sin embargo, la realidad también muestra que para una mayoría de los europeos, la posibilidad de poder pagar sus compras en efectivo es muy importante.

El último informe del Banco Central Europeo sobre los hábitos de pagos en efectivo analiza la actividad en la zona euro el 73% de las operaciones de compra son efectivo y el 48% del volumen de compras. En el caso de España el porcentaje es del 83% y un 66% de las compras. Además, según los datos del BCE más de un 40% de españoles considera muy importante tener acceso al pago en efectivo.

Esta coexistencia del dinero en efectivo y las nuevas formas de pagos digitales ha sido defendida igualmente por el Consejo Europeo. En sus Conclusiones relativas a la Comunicación de la Comisión sobre una Estrategia de Pagos Minoristas para la Unión Europea de (marzo de 2021) reconoce “que el efectivo sigue desempeñando un papel esencial en los pagos minoristas, en particular para la población que se encuentra en situación de exclusión financiera o digital”. Por esto asegura que “tanto los pagos en efectivo como los pagos digitales deben ofrecerse y aceptarse de manera general, en respuesta a la demanda y las preferencias de los usuario”.

Precisamente, el comercio en España ve con preocupación la enmienda que, en el marco del proyecto de ley de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal, pretende rebajar la limitación del pago en efectivo de 2.500 euros a 1.000 euros, tanto para empresas como para particulares.

Las principales organizaciones del sector han remarcado que podría afectar directamente a la recuperación del consumo y la actividad de los sectores más golpeados por la crisis, como el comercio y el turismo, en un momento crítico como el actual.

El Banco Central Europeo ya advirtió en febrero de 2019 que se trataba de una medida desproporcionada, que podía poner en cuestión el propio concepto del curso legal del dinero.
La inmensa mayoría de países europeos no han establecido límites al pago en efectivo, solamente Francia lo ha fijado en 1.000 €, y, sin embargo, no ha logrado reducir la economía sumergida de forma significativa, mientras que países que carecen de límites para los pagos en efectivo como Alemania, Finlandia, o Austria, cuentan con niveles de economía sumergida muy reducidos.
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Ediciones Sibil.la / Comunidad Textil

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