La AAFA (American Apparel & Footwear Association) de los Estados Unidos difundió datos sobre el nivel de caída local de las ventas de productos de confección. Según la organización empresaria, el consumo de indumentaria -que es uno de los segmentos más importantes dentro de los presupuestos domésticos-, está bajando un 50% a lo largo de este año der pandemia.

Nate Herman, vicepresidente senior de la AAFA, informó recientemente que las ventas detallistas cayeron un 83,9% en abril; otro 62,3% en mayo; y un 24,3% adicional en junio. Las expectativas para este año 2020 es que el descenso total promedio podrá estar en torno al 50%, salvo que las ventas para el próximo invierno y durante la campaña de Navidad cambien la situación.

Aparte de la pandemia del Covid-9, que está lejos de desaparecer, otro factor que ha contribuido a provocar esta situación es el empeoramiento de las relaciones comerciales con China, que está afectando a las marcas y a las cadenas detallistas, que se aprovisionan sustancialmente en el país asiático.

Los directivos de la AAFA lamentan, por ejemplo, que por la guerra comercial China, haya reducido sensiblemente sus compras de algodón y de textiles estadounidenses. Otro tema sensible dentro de las relaciones comerciales entre ambos países sigue siendo los derechos de propiedad intelectual. Muchas empresas norteamericanas se quejan de que sus competidores asiáticos logran registrar marcas y patentes que constituyen casi una copia de desarrollos americanos, a pesar de que el gobierno de Beijing ha afirmado repetidas veces que lucha contra esta situación.

El gobierno estadounidense también pone el punto en otra acusación a China. Hablan del trato que se da a los ciudadanos de la XUAR (Xinjiang Uyghur Autonomous Region), dentro de la provincia de Xinjiang. Dicen que a veces que los uigures “son tratados casi como esclavos, sobre todo en sectores intensivos en mano de obra como es la confección”. Por este motivo, hay marcas occidentales han vetado ya la importación de artículos que hayan sido producidos por trabajadores de esa etnia, sobre todo algodón e hilados de algodón.

Herman señala que esta situación puede reducir la capacidad de las marcas estadounidenses de producir y vender artículos con precios baratos.

Cabe destacar que otros países asiáticos como Bangledesh mantienen similares condiciones de trabajo, que son igualmente criticadas por los países Occidentales, pero que siguen generando productos extremadamente baratos, que generan el cierre y la pérdida de puestos de trabajo en la industria de EE.UU., América Latina y Europa.
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Pinker Moda / Comunidad Textil

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