Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCA).

En entrevista con Comunidad Textil, el titular de la Cámara Colombiana de Confecciones y Afines (CCCyA) Camilo Rodríguez, analizó la situación de su industria. El directivo analizó el impacto de las fluctuaciones del dólar y el déficit en la balanza comercial y recalcó la importancia de generar empleo para impulsar el consumo. Asimismo señaló que para reactivar la industria es necesario modificar el régimen de aranceles a las importaciones.

En las últimas semanas, los vaivenes del dólar generaron preocupación en las industrias que dependen de las importaciones. El sector textil, cuya producción de hilados cubre solo el 30% de la demanda, no escapa a esta realidad. Sin embargo, el presidente de la Cámara de Confecciones, estima que, a pesar del efecto negativo por el aumento de los costos, la situación conlleva también una oportunidad.

“El tema del dólar tiene un efecto por un lado negativo y por otro positivo para nosotros. Negativo porque, efectivamente, las materias primas desde los hilos, las telas, los botones y cremalleras tienen un costo que ha venido aumentando” explica Rodríguez. Pero también señala la otra cara de la situación: “ha sido en medio de todo positiva, porque al aumentar el transporte le ha dado un espacio importante a la producción nacional”.

Fábrica de confecciones en Colombia.

Para Rodríguez, el incremento del costo de importar puede ser beneficioso si se toman las medidas adecuadas. “Colombia tiene que tomar una decisión que es si nos dedicamos a generar minutos de mano de obra o nos dedicamos a importar minutos de otros países” explica. “Cuando importamos una prenda, lo que estamos importando son minutos de mano de obra que se dejan de producir en el país”.

Según el análisis del entrevistado “de nada nos sirve a nosotros tener grandes empresas multinacionales trayendo prendas de vestir si en Colombia no se está generando empleo. Si no hay empleo, no hay poder adquisitivo y no hay capacidad de consumo”. Si bien el sector textil ocupa a un millón y medio de personas, en los últimos años se perdieron un millón de puestos de trabajo que aún no se han recuperado.

Las causas de esta pérdida de empleo se deben a “la desindustrialización que ha vivido el país” y que se remonta a “la apertura económica en 1991”. El directivo señala que “Colombia llegó a tener 398.000 hectáreas sembradas de algodón y hoy no tenemos ni siquiera 9.000 hectáreas”. Esto genera que el país tenga solo tres hilanderías que no pueden abastecer la demanda interna.

Actualmente, el país cuenta con 75.000 empresas textiles pero el 74.2% de ellas son informales. A esto se suma que hay muchos talleres que no son contados en los informes. “Para que el registro de estadísticas los cuenten como empresa, deben tener un mínimo de 11 empleados y en muchos de los talleres que se encuentran en las zonas periféricas de las grandes ciudades no se generan más de diez empleos”.

De acuerdo al análisis del entrevistado, una medida necesaria para reactivar la industria es modificar el régimen de aranceles a las importaciones. “Las hilanderías tienen un arancel del 10%. El sector de las telas que es el siguiente eslabón y donde hay mayor valor agregado también tiene un arancel del 10% y las confecciones tienen un arancel un poco mayor pero que es deficiente porque sigue siendo más barato importar esas prendas de Asia que producirlas en Colombia”.

Esta diferencia en los costos de producción se debe a motivos que exceden a la industria. “Aquí no competimos entre empresas, competimos entre países” explica Rodríguez y hace una comparación entre producir el mismo producto en Colombia y en Bangladesh. “En primer lugar, la mano de obra colombiana versus la mano de obra de Bangladesh. Aquí pagamos mucho más por jornadas de ocho horas. El costo de la energía en Colombia es muchísimo más costoso que en Bangladesh. Tercero, el costo del valor del capital, la tasa a la que te presta el sistema financiero en comparación es un 27% más caro. Por último, los incentivos que se dan a las empresas que exportan en Bangladesh son de un 17% mientras que en Colombia no hay incentivos”.

Ante este panorama, Rodríguez estima que “tenemos que buscar mecanismos de acuerdo a la OMC para equilibrar la balanza comercial”. Pero, insiste el directivo, lo fundamental es crear puestos de trabajo “porque la operaria que tiene empleo es la misma que dinamiza el transporte público, porque va a tener que tomarlo para ir a su trabajo o consume en la panadería”. “De nada nos sirve traer prendas de otros países si no generamos empleo, porque no va a haber consumo”, concluye.
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