Fábrica confeccionista en Bangladesh.

Las grandes marcas y los minoristas internacionales que se abastecen en Bangladesh han acordado prorrogar durante dos años más los acuerdos que les hacen parcialmente responsables del incumplimiento de las normas de seguridad y condiciones de trabajo en el lugar de producción. El Consejo de Sostenibilidad de la Confección de Reay (RSC) continuará así el seguimiento del «Acuerdo» iniciado por las marcas tras la mortal tragedia de Rana Plaza, en 2013.

El Acuerdo sobre Seguridad de Incendios y Edificios en Bangladesh reúne a unos 200 minoristas y grandes marcas, entre ellos H&M, Inditex (Zara), Fast Retailing (Uniqlo), Adidas y Hugo Boss. Es el homólogo europeo de la Alianza para la Seguridad de los Trabajadores de Bangladesh, lanzada al mismo tiempo por marcas mayoritariamente estadounidenses, que se desactivó en 2018, tras considerar haber cumplido su misión.

El derrumbe del edificio de Rana Plaza dejó 1.138 muertos y más 2.500 heridos y mutilados.

Cabe recordar que Bangladesh ha vivido una incontable serie de incendios y accidentes en plantas industriales debido a las muy bajas condiciones de seguridad de demasiadas fábricas y la inexistencia de controles estatales. Eso derivó en los últimos veinte años en muerte y heridas graves de miles de trabajadores, que por otra parte son sometidos en muchos casos a condiciones de trabajo precarias y mal pagas.

La continuidad de esta situación reforzó para los trabajadores de Bangladesh la importancia de mantener el Acuerdo. Este habría permitido detectar y mejorar la seguridad de unos 1600 centros industriales textiles locales, que emplean a unos dos millones de trabajadores. En 2018, el Acuerdo comenzó a transferir sus responsabilidades al RCS, que también reúne a sindicatos, fabricantes y marcas. Estos últimos se comprometen ahora hasta 2023 a asumir la responsabilidad legal si no cumplen las normas del Acuerdo. Esto incluye dejar de colaborar con empresas consideradas peligrosas para los empleados.

Extraoficialmente, este «deber de diligencia», tiene otro efecto positivo para los fabricantes. Las marcas firmantes tienden a reducir la presión sobre los precios de sus pedidos, para no inducir a sus fabricantes a reducir sus inversiones en seguridad. Esta situación tiene sentido en el contexto de la crisis sanitaria, que provocó la caída de los pedidos occidentales en 2020, y luego la propia ralentización de la producción cuando la epidemia recrudeció en ese país.

Aunque ha sido duramente afectado por la crisis sanitaria, Bangladesh seguía siendo el segundo proveedor de ropa de la Unión Europea en 2020. Sin embargo, una contracción del 17% debido a las cancelaciones de pedidos redujo el valor total a € 14.600 millones, muy por detrás de los € 25.700 millones exportados por China.
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