Un estudio asegura que la compra de ropa de ‘segunda mano’ es una tendencia que crece y está ocupando cada vez más espacio en los armarios de los consumidores. Esta tendencia es anterior a la pandemia y puede incrementarse tras su paso. Más allá del tema económico y la posibilidad de lucir marcas costosas, también esta floreciendo un criterio ambiental.

Puso la crisis sanitaria y preocupación por el ambiente en duda el consumo frenético de productos de moda? Los estudios de consumo hablan de que esta es una tendencia creciente. Muchos consumidores empiezan a cuestionar ese criterio y buscar prendas más duraderas y confortables. Y además, darle una segunda oportunidad para que la renovación del vestuario no implique consumir más materias primas y energía.

En países en que la reventa de indumentaria era infrecuente, ahora existen webs específicas, boutiques de segunda mano o marcas y tiendas tradicionales que la ofrecen. El marketing de la moda de segunda mano es multifacético y todos tienen la intención de obtener un pedazo de un mercado que crece sensiblemente.

No faltan las consultoras que tratan de medir su efecto y lo valoran. Dicen que ese mercado vale actualmente entre 30.000 y 40.000 millones de dólares, lo que equivale al 2% del peso total del sector de la moda y el lujo.

Por ejemplo, Boston Consulting Group (BCG), que ha realizado un nuevo estudio al respecto para la plataforma Vestiaire Collective, apuntan también que el mercado mundial de segunda mano podría crecer entre 15 y 20% anual durante los próximos cinco años.

También señala que ese crecimiento que podría ser mucho más fuerte en los mercados desarrollados. El estudio afirma que «algunas plataformas online pueden experimentar un crecimiento del 100% respecto al año pasado».

En este sentido, habrá que reflexionar que el 2020 es un año atravesado por una pandemia planetaria, que genera situaciones de mercado muy complejas que pueden o no generar hábitos. Pero el informe asegura que el fenómeno viene creciendo desde antes y que hay una base de consumidores que ya son adeptos a la ‘segunda mano’.

En 2019, el 25 % de los compradores internacionales adquirieron un artículo de moda de segunda mano, frente al 24% en 2018, lo que representa alrededor de 10 millones de nuevos clientes en el mercado de segunda mano en un año.

Mediante una encuesta a 7.000 consumidores en seis países de los denominados ‘desarrollados’ (Estados Unidos, Francia, España, Italia, Alemania y Reino Unido), BCG pudo identificar nuevos comportamientos de compra. El 69% de los encuestados dijo estar interesado en consumir más productos de segunda mano en el futuro. Así, en 2023, el 27% del armario de los consumidores de segunda mano podría estar compuesto por artículos que ya han tenido una primera vida, frente al 21% actual.

La creciente preocupación de los consumidores por la ecorresponsabilidad, acentuada desde el estallido de la crisis sanitaria, está impulsando el crecimiento de este mercado. El 70% del panel indicó que recurrió a la segunda mano por su carácter sostenible, frente al 62% en 2018. Los otros criterios de compra para la segunda mano son el aspecto económico, la disponibilidad y la singularidad de las piezas.

«Los compradores aspiran a tener menos piezas pero mejores, reducir el consumo excesivo y cuidar más sus armarios. El próspero mercado de artículos de segunda mano ayuda a lograr estos tres objetivos», añadió el informe.

Así, el 70% de los consumidores encuestados afirman que este modo de compra los empuja a cuidar aún más sus artículos, y el 60 % de los que venden su ropa no hubiera soñado con darle una segunda vida a esos productos sin la existencia y el desarrollo de este mercado.

Además de estas consideraciones generales, el estudio también intenta disociar los diferentes perfiles de quienes consumen esta moda de segunda mano. Identifica seis tipos de clientes, cada uno con distintas actitudes y comportamientos. Los dos primeros perfiles corresponden a aquellos que se contentan con comprar de segunda mano, es decir, personas menores de 35 años que buscan artículos de alto valor añadido, que buscan experiencia y algo de autenticación, y de más de 35 años que buscan productos únicos y exclusivos.

Entre los que compran y venden al mismo tiempo, identificamos a los «impulsivos sofisticados» y los «trendy millennials» que buscan renovar su placard y revenden para adquirir nuevas piezas.

Finalmente, los seguidores de la sostenibilidad, que son poco activos en reventa y hacen compras más raras y a precios bajos, pero comprometidos en muchas plataformas. El sexto perfil corresponde a una categoría que se contenta con vender de segunda mano, sin comprar nada: un perfil de persona de más de 35 años que busca plataformas prácticas para vender sus piezas.

Finalmente, el estudio indicó que las marcas deben poder aprovechar esta ganancia inesperada, con las opciones de desarrollar su propia web de reventa, establecer programas de compra de segunda mano o forjar alianzas con especialistas. De hecho, el 62 % de los encuestados estaría más inclinado a comprar piezas de marcas que colaboran con los agentes de ventas de segunda mano.

El año pasado, uno de cada dos compradores de moda de segunda mano probó una nueva marca de esta manera. Además, el 48 % piensa volver a hacerlo y directamente con una marca que descubrieran a través de la segunda mano. La segunda mano surge como una clave a activar para adquirir nuevos clientes.
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