Ahora es el lavado de las prendas de denim el problema, y un estudio advierte sobre sus efectos contaminantes. Una investigación de la Universidad de Toronto, de Canadá recomienda que no se laven con frecuencia porque las microfibras que desprenden el denim causan un notable impacto medioambiental en los mares.

El resumen de la investigación, que se publicó en la revista Environmental Science & Technology Letters, dice que aproximadamente la mitad de la población mundial usa -en algún momento- prendas hechas con denim.

El grupo de investigadores mencionado estudió la huella de los jeans mediante el análisis de su distribución en el ambiente de microfibras de denim que se desprenden de la ropa.

Uno de los estudios que realizaron indica que “las microfibras comprenden entre el 87% y el 90% de las partículas antropogénicas que se encuentran en los sedimentos del archipiélago ártico canadiense. También en los grandes lagos Laurentian y en los lagos suburbanos, poco profundos en el sur de Ontario”.

Esto quiere decir que esas microfibras pueden “viajar” a lo largo de extensos cuerpos de agua y dejar su huella en el ambiente. De hecho, también se determinó que había microfibras en las tráqueas de peces arcoíris. Por ende, recomiendan no lavar estas prendas con tanta frecuencia para intentar evitar estos daños.

En 2019 el Banco Mundial advirtió que “cada año se vierten en el mar medio millón de toneladas de microfibra, lo mismo que 50.000 millones de botellas de plástico. El peligro lo constituye el hecho de que las microfibras no se pueden extraer del agua y, además, pueden permear las cadenas alimentarias”. Estas afirmaciones se basan en datos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente y la Fundación Ellen MacArthur.

En un primer momento la investigación de la Universidad de Toronto iba a ser una sobre la contaminación del plástico en los ríos y mares. Sin embargo, el grupo de científicos de la Universidad de Toronto se encontró con un dato inesperado: hallaron microfibras de denim en todas las muestras de agua que estaban analizando.

Como en un primer momento no sabían con certeza qué eran esas microfibras ni cuál, su composición, tampoco de dónde provenían ni cómo habían llegado a las aguas del Polo Norte, formularon una hipótesis: podían ser los restos de la tela de jean, que tanto se usa.

Miriam Diamon, profesora del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Toronto y una de las autoras del estudio, destacó que decidieron cambiar el primer tema y hacer experimentos para saber si esas microfibras eran de tela de vaqueros.

Entonces lavaron jeans de una marca famosa y después recogieron y analizaron el agua sucia que salía de las lavadoras. Para ello, usaron un ciclo de lavado de 25 minutos y una temperatura de 16°C. Estas son, indicó el periódico, condiciones promedio de los hogares de Norteamérica.

La especialista señaló que las propiedades de la microfibra, que se halló en el agua del lavado de los vaqueros, coincidieron en composición química y morfología con las muestras que se tomaron del medioambiente.

A su vez, usaron tanto microscopía como espectroscopía para identificar y contar las microfibras. Se dijo que el denim azul está compuesto de fibras de celulosa de algodón natural. Se procesa con tinte índigo sintético y otros químicos que contribuyen al rendimiento y la durabilidad.

El denim índigo constituyó el 23%, 12% y 20% de todas las microfibras que se encontraron en sedimentos de los grandes lagos de Canadá, de los lagos suburbanos, poco profundos que están cerca de Toronto, y del archipiélago del Ártico canadiense, respectivamente.

“Concluimos que los ‘blue jeans’, la prenda más popular del mundo, son un indicador de hasta dónde puede llegar la huella ambiental del ser humano”, señaló Diamond. El equipo también halló rastros del lavado de los vaqueros en la tráquea de los peces arco íris. Por lo tanto, creen que lo mejor es reducir al máximo el lavado de estas prendas.

La microfibra forma parte de la segunda industria más contaminante del mundo: la de la moda. Y la producción de ropa se duplicó de 2000 a 2014, lo que podría ser una muy buena noticia para el sector. Y vale destacar que un artículo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente publicado en 2018, dijo que esta industria empleaba a alrededor de 300 millones de personas.

Sin embargo, el modelo de “moda rápida”, es decir, el cambio constante de colecciones a bajos precios, que alientan al consumidor a comprar y desechar continuamente, ha hecho que haya efectos negativos en lo social, económico y ambiental.

Así, el artículo habla sobre la relación del sector y la naturaleza. Entre otros aspectos, menciona: “Solo lavar nuestra ropa genera microfibras celulósicas, de plástico y otras sustancias que contaminan los océanos y el agua potable. Alrededor del 20% de la contaminación industrial del agua proviene del teñido y el tratamiento de textiles”.

Por otro lado, la ONU informó, con base en los datos de un estudio ambiental, que fabricar unos jeans requería alrededor de 7.500 litros de agua. En otras palabras, el equivalente a la misma agua que toma una persona promedio en siete años.
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Cambio 16 / Comunidad Textil

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