Algunos estudios dicen que la industria textil es una de las más contaminantes del planeta.

La industria textil no es ajena a la problemática medioambiental. Por esto, es cada vez más necesario plantearse estrategias con el fin de disminuir el impacto de las millones toneladas de “desechos” de la industria. Con tal fin, algunos sectores están comenzando a introducir el término “postconsumo”, en referencia a la ropa usada (bien puede incluirse en esta iniciativa a los sobrantes de producción), que puede ser reciclada y transformada.

El producto de la transformación de los textiles postconsumo, se está convirtiendo en una materia prima cada vez más viable para una industria de prendas de vestir que busca reducir el uso excesivo de recursos.

Sin embargo, para que esto tenga un impacto amplio y real, será necesario un cambio de perspectiva. En primer lugar, habrá que aprender a dejar de referirse a los textiles postconsumo como “desechos”.

Karla Magruder, presidenta de Fabrikology.

Según Karla Magruder, fundadora de Fabrikology, «hay muchas cosas en juego cuando se trata de pensar en textiles postconsumo. Intento mantenerme alejado de la palabra ‘desperdicio’ porque ya no será un desperdicio. Va a ser una mercancía». La experta analizó el tema recientemente en un panel en la conferencia sobre sostenibilidad en textiles (Textile Sustainability Conference), realizada por la organización Exchange Textile en Milán.

Las fábricas y organizaciones dedicadas a la sostenibilidad que se centran en prendas de ropa postconsumo, recogen estos productos de los recolectores de residuos, los clasifican y los trituran en fibras, los vuelven hilos y los convierten de nuevo en prendas, aunque menos impactantes.

Es un concepto que aún no está instalado, ya que muchos en la industria consideran a estos materiales de baja calidad y rendimiento, en comparación con los materiales vírgenes u orgánicos.

La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) estima que sólo en los Estados Unidos cada año acaban en vertederos 21.000 millones de libras de desechos textiles postconsumo.

La entidad sostiene que con un proceso como el de ‘Geetanjali’ -que se basa en el uso de enzimas- se puede hablar de un claro ejemplo de impacto positivo de los textiles postconsumo. A través de este sistema se pueden crear nuevos hilados a partir de textiles rescatados, sin usar colorantes ni productos químicos. Además, no utiliza agua hasta la fase del hilado. Sin embargo, aún pocas marcas han optado por esta opción.

«Si las marcas no apoyan los textiles reciclados postconsumo, eventualmente toda la gente como nosotros dejará de reciclar toda esa ropa que tiras”, dijo Goel. «¿Y qué Hacemos? En 10 años, podríamos hacer una nueva Australia en el medio del Pacífico con la cantidad de residuos que tenemos».

El reciclaje es primordial, ya sea que la industria esté lista o no, y el cambio de mentalidad requerirá descubrir cómo pasar de algo que el mundo siempre ha considerado un desperdicio, en pensar en los textiles postconsumo como un recurso.

En este sentido Andreas Crespi, director gerente de Eurojersey Spa de Italia, que se especializa en telas de punto por urdimbre, sostiene: «Producimos 10 u 11 millones de metros de producto y el 3% se desperdicia. Lo llamamos desperdicio porque no le damos un valor a lo que tenemos. No podemos continuar así», dijo el empresario.
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Sourcing Journal / Comunidad Textil

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