Nueva etapa para el cáñamo, una fibra que sería clave para industria textil y de confección
El cáñamo, una de las fibras más antiguas del mundo, está atravesando una profunda transformación tecnológica que podría reposicionarlo como una materia prima clave para la industria textil y de la confección. Hoy una nueva generación de empresas está logrando un cambio sustancial: producir fibras más finas, homogéneas y compatibles con los sistemas de hilado industrial, sin perder las ventajas ecológicas que distinguen a esta planta regenerativa.
Durante décadas, su textura áspera y la falta de una cadena de suministro moderna limitaron su adopción en el sector pero actualmente en Europa y Estados Unidos, varias compañías trabajan para resolver el principal desafío del cáñamo: la inconsistencia de la fibra.
La británica SEFF ha desarrollado un proceso patentado de “algodonización” mediante descargas eléctricas que permite obtener fibras uniformes y resistentes, aptas para todo tipo de maquinaria de hilatura. Las pruebas realizadas por laboratorios alemanes confirmaron su similitud con el algodón en longitud, resistencia y finura, lo que abre la posibilidad de producir tejidos con hasta un 70% de cáñamo. SEFF busca consolidar alianzas con hilanderías de distintos países, confiando en que la estabilidad técnica impulse la confianza de los fabricantes.
En Estados Unidos, Panda Biotech y Renaissance Fiber apuestan por reconstruir una cadena de suministro nacional, desde la semilla hasta la fibra lista para hilar. La primera opera una planta automatizada en Texas capaz de procesar miles de toneladas por hora, mientras que la segunda desarrolla tecnologías de desgomado biomimético que reproducen procesos naturales sin generar residuos químicos. Estas innovaciones prometen no solo consistencia y escala, sino también costos competitivos frente a fibras tradicionales como el lino o el ramio.
Francia, por su parte, conserva una tradición de cultivo que nunca desapareció. La cooperativa La Chanvrière, con su marca Canalia, lleva una década investigando nuevas técnicas de refinamiento y lavado que permiten alcanzar altos porcentajes de cáñamo en los tejidos. Aunque las aplicaciones textiles siguen siendo un nicho, los fabricantes de denim como Orta o Sharabati continúan apostando por esta fibra por su rendimiento y bajo impacto ambiental.
Además de su potencial técnico, el cáñamo se destaca por sus beneficios ecológicos: una hectárea puede capturar entre 9 y 15 toneladas de CO₂ en apenas cinco meses de crecimiento, mejora la biodiversidad y requiere escaso uso de pesticidas. A medida que la industria textil busca materiales más sostenibles, el cáñamo ofrece una alternativa real que conjuga eficiencia productiva, innovación tecnológica y responsabilidad ambiental. Si las nuevas tecnologías logran escalar, esta fibra ancestral podría convertirse en uno de los pilares del textil sostenible del futuro.
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