En tiempos de sostenibilidad y moda lenta, el Black Friday parece ser algo anacrónico
Esmee Blaazer, periodista holandesa especializada en temas de moda, comenta sobre el hartazgo de recibir las más diversas ofertas en su bandeja de mensajes y se pregunta si en esta era donde hay una búsqueda urgente de la sostenibilidad, tiene cabida el Black Friday.
En esta época donde la crisis climática es urgente, la Unión Europea se esfuerza por lograr una economía circular para 2050 y se promulgan nuevas leyes que impulsan la sostenibilidad, ¿cómo encaja un evento consumista como Black Friday?, cuestiona.
Además, recuerda que existe “un llamado creciente de legisladores, marcas y organizaciones para comprar de forma más consciente y en menor cantidad. Por ejemplo, Milieu Centraal lanzó una guía práctica para mujeres sobre cómo reducir la compra de ropa nueva, minimizando el impacto de la fast fashion”.
Recuerda que coincidiendo con la llegada de Black Friday, Netflix estrenó la semana pasada el documental “Buy Now! The Shopping Conspiracy”, que explora el lado oscuro del consumo masivo. “En definitiva -afirma-, se están haciendo esfuerzos para aumentar la conciencia.”
“Queremos que los consumidores compren ropa en tiendas y marcas inspiradoras que valoren por su oferta única, experiencia personalizada y por reflejar valores como la sostenibilidad, la conciencia medioambiental y la transparencia. Que los consumidores inviertan en productos de alta calidad, prendas producidas de forma responsable o moda de segunda mano. Y, sobre todo, que trabajen en construir un armario más sostenible usando, cuidando y preservando las prendas que ya poseen en lugar de desecharlas rápidamente.”, plantea Esmee Blaazer.
Y plantea entonces, una cuestión ética para empresas de moda y especialistas en marketing: “cuál es su papel? Sus acciones promocionales y estrategias de descuento contribuyen a crear conciencia y fomentar cambios en la transición hacia un futuro más sostenible? Qué mensaje transmiten y qué comportamiento incentivan?
Opina que “afortunadamente, también es evidente que los movimientos contrarios a Black Friday están ganando terreno cada año. Por ejemplo, existen iniciativas recurrentes como Green Friday de Dille & Kamille, una tienda que, en protesta, cierra sus puertas físicas y su web por un día.”
También han surgido nuevos eventos locales. Ese viernes del Black Friday, se inauguró en la calle Kalverstraat, una de las principales calles comerciales de Ámsterdam, una pop-up store única con moda lenta y regalos sostenibles. El proyecto brinda visibilidad a pequeñas marcas sostenibles en una de las calles más concurridas de los Países Bajos, contrastando con el bullicio de las grandes cadenas.
Los visitantes pueden reparar ropa, participar en talleres de teñido vegetal y upcycling, y asistir a paneles con expertos en moda sostenible como Sara Dubbeldam y Marieke Eyskoot.
En la Rombout Hogerbeetsstraat de Ámsterdam se celebra Makers & Co Market, organizado por New Optimist, un innovador colectivo de moda que introduce prendas con depósito para fomentar la circularidad. Entre las propuestas destacan tejidos bio-circulares de The Knitwit Label, blazers reciclados de Nutt, chaquetas reutilizadas de Good Time Charlie y zapatillas recicladas de Studio Encore.
Black Friday parece un vestigio de la economía del consumo. Pero los tiempos cambian. Nos dirigimos hacia un sistema circular que prioriza la conservación de los recursos y el cuidado del planeta.
Nosotros, como consumidores, empresas de moda y especialistas en marketing, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de adaptarnos a este cambio, apunta.
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