La Fundación ProTejer entidad que reúne a la Cadena agro-industrial textil e indumentaria de la Argentina, realizó la tercera encuesta de desempeño de la industria, correspondiente al tercer bimestre de 2024. Este estudio releva la grave coyuntura que soportan las empresas de la cadena textil e indumentaria argentina. Los datos marcan que crecen despidos y suspensiones luego de 6 meses consecutivos de fuerte contracción de la actividad.

Los resultados del bimestre Mayo-Junio 2024 confirmaron los resultados anteriores que constituyen un período de 6 meses consecutivos de fuerte contracción interanual de la actividad. Los datos muestran una afectación creciente del empleo, dificultades para afrontar pagos corrientes y posible cierre de establecimientos productivos, en caso de mantenerse la capacidad instalada ociosa.

Esta crisis está impactando de forma conjunta en todos los rubros de la cadena de valor, desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria y la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales.

La trabajo informa que 8 de cada 10 empresas encuestadas vio reducidas sus ventas y su producción en el tercer bimestre del año. Las ventas registraron una caída promedio interanual del -39% y la producción del -41%, siendo estas las mermas más profundas relevadas este año. El uso de la capacidad instalada cayó en el 76% de los casos relevados y en promedio, la caída fue de -29 puntos en el tercer bimestre del año, en su comparación interanual.

Las principales razones que explican la caída de la producción es la pérdida del poder adquisitivo de la población, según aseguran 9 de cada 10 empresas. También las expectativas macroeconómicas y cambio del clima de negocios respecto al futuro (4 de cada 10 empresas). Otras razones identificadas como relevantes son la variación de costos de materias primas e insumos, la mayor participación de bienes importados en el consumo, la apreciación cambiaria y el cambio de políticas sectoriales para la industria.

Menos ventas, menos producción, menos empleo.
En los primeros seis meses del 2024, el 63% de las empresas encuestadas tomaron medidas que afectaron negativamente al empleo. Por ejemplo, la cancelación de horas extras, despidos, suspensiones, adelanto de vacaciones y no-renovación de contratos, entre otros. Casi la mitad de las empresas relevadas (un 45%) indican que cayó el empleo, al comparar junio 2024 con diciembre 2024.

Esta cifra refleja una situación muy preocupante, sobre todo si comparamos con el primer bimestre del año, cuando sólo el 21% registraba menos puestos de trabajo que en diciembre 2023.

Es relevante destacar que la cadena textil e indumentaria representa 540.000 puestos de trabajo en todo el país y eso muestra la magnitud del empleo que está en juego en caso de que esta recesión continúe. Por ende, esta en peligro el sustento de no menos de 2 millones de personas.

El estudio de la Fundación proteger revela altos niveles de capacidad ociosa que cancelan planificación de nuevas inversiones, incluso en muchos casos pone en riego el pago de las ya realizadas. En contraste con el récord de inversión en años anteriores, para 2024 el 84% de las empresas encuestadas no realizará inversiones, algunas de ellas incluso cancelaron inversiones planificadas.

En cuanto las exportaciones, si bien el 31% de las compañías encuestadas ha exportado en los últimos 5 años, sólo el 20% ha realizado ventas al exterior en el primer semestre del año. En esta línea, 8 de cada 10 empresas encuentra dificultades para exportar, siendo las principales: el valor del dólar (71% de las empresas), la “presión tributaria” (48%), la volatilidad macroeconómica (38%) y las “trabas burocráticas nacionales”
(40%).

Con respecto a la cadena de pagos, el 40% de los consultados manifestó ya tener dificultades para afrontar pagos corrientes (impuestos, tarifas, proveedores, salarios). En el plano de la deuda comercial por importaciones, 45% de las empresas todavía tiene dificultades para afrontar gastos de importaciones pasadas, dejando de manifiesto la falta o insuficiencia de suscripción de Bopreal en los últimos meses para sanear deudas
pasadas.

Es importante destacar que, tal como relevó recientemente el Índice de Producción Industrial de INDEC (entre estadístico estatal), la contracción industrial no sólo afecta a la industria textil e indumentaria, sino que se viene dando de forma generalizada en todos los sectores industriales. Muchos de ellos transitan niveles de actividad en pisos históricos.

La Fundación ProTejer manifestó que en este contexto más que nunca es primordial y urgente que la industria argentina vuelva a recuperar un lugar central en la agenda de política económica. “No alcanza sólo con el agro, la minería, el gas y el petróleo para sacar de la pobreza al 60% de la población y dar sustento económico a 47 millones de personas”, apuntó.

En este sentido, el estudio consultó a las empresas textiles e indumentaria acerca de políticas públicas que considera más relevantes para sortear la situación actual. Pudiendo elegir 3 opciones, la principal opción seleccionada fue una reforma tributaria para alivio fiscal a la producción. En segundo y tercer lugar, aquellas medidas orientadas a reactivar el consumo del mercado interno, con políticas de financiamiento al consumo de productos nacionales y políticas de ingreso para reforzar salarios y jubilaciones. Otras opciones ampliamente seleccionadas fueron la regulación y control del comercio desleal de productos importados, mayor competitividad cambiaria y políticas de financiamiento para capital de trabajo.

La entidad empresaria aseguró que “la industria tiene un rol innegable e irremplazable para lograr que Argentina crezca de forma sostenida: por su capacidad de agregar valor, por su aporte a mayor soberanía, por su contribución a morigerar la dependencia del ciclo económico interno y shocks externos y por su gran capacidad generar empleo genuino a lo largo y ancho del país.”

Asimismo la Fundación ProTejer aseguró que revertir la compleja coyuntura que atraviesa la industria manufacturera, diseñar una macroeconomía alineada a la producción y llevar adelante políticas integrales que mejoren su competitividad debieran ser prioridad para evitar que se pierdan aquellas capacidades productivas que llevó muchas décadas construir. Asimismo recordó el grave impacto social que esta asociado al desmantelamiento del tejido industrial nacional. Finalmente dejó en claro que en Argentina “sin industria no hay trabajo para todos”.
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Fundación ProTejer / Comunidad Textil

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