El camino de la seda desde el capullo en Latinoamérica a la tienda de lujo en Europa
El Centro de Textiles del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de Argentina coordina el ‘Proyecto Seda’, un plan en el que participan varios países de América Latina, que tiene como objetivo promover la sericicultura como actividad sustentable. Con el hilo de seda que se obtiene, pequeños productores realizan de manera artesanal finos artículos de lujo para los mercados de lujo.
“La sericicultura es la cría del gusano de seda que genera un capullo. Una vez que ese capullos se devana se obtiene el hilo de seda que es el que se utiliza en la industria textil” cuenta Rocío Pujol miembro del Proyecto Seda del INTI. Pujol explica que el filamento de seda puede ser contínuo o cortado. El hilo contínuo es el de mayor calidad y se utiliza para confeccionar artículos de lujo que se ven en las pasarelas de Italia y España. Los capullos de menor calidad se devanan y se hacen producto de “seda cortada”.
Patricia Marino, coordinadora de Proyecto Seda, añadió que la iniciativa “comenzó en el año 2016 cuando nos presentamos a una convocatoria de la Unión Europea. El proyecto fue aprobado entre un centenar de otras propuestas y fue uno de los ocho que se aprobaron en Latinoamérica”. “Los proyectos presentados debían estar orientados hacia el alivio de la pobreza, la inclusión social, la perspectiva de género y el respeto ambiental” añadió Marino. Gracias a esta convocatoria, se consiguió la financiación necesaria para comenzar a funcionar en 2017”.
En el proyecto participan artesanos de Brasil, Ecuador, Colombia, Cuba y México. “En los países de América Latina, exceptuando Brasil, no tenemos una industria de la seda. Lo que tenemos son pequeños productores que crían los gusanos y al haber poca producción, no se instala una industria con capacidades tecnológicas como para devanar grandes cantidades de seda. Todo es artesanal” explica Pujol.
Los gusanos sólo se alimentan de hojas de morera por lo que la cría se realiza en la provincia de Buenos Aires en primavera y verano. En las provincias del norte como Misiones hay mayores ciclos de cría debido a la calidez del clima.
“El proyecto tiene como objetivo incentivar y promocionar esta industria. El Instituto Nacional de Tecnología Industrial promueve la sericicultura como una actividad sostenible,con el agregado de valor de la seda. Apoyamos la industria textil desde nuestros laboratorios con una devanadora semi-industrial donde continuamente investigamos cómo acompañar la producción de seda”. El instituto brinda capacitaciones, genera una red entre los artesanos y los productores para que puedan abastecerse de la materia prima y apoya a las distintas escuelas agrotécnicas del país que enseñan la sericicultura.
La cría del gusano no genera ningún descarte. “Los capullos de buena calidad se devanan en un filamento continuo. Los que serían de descarte se reutilizan en fibra cortada que después las artesanas lo siguen usando. También se usan en piezas artesanales de joyería. El capullo mantiene esa rigidez por una proteína que se llama sericina, cuando se bañan los capullos en agua esa sericina se desprende y podemos conseguir el hilo. Esa sericina que obtuvimos tiene un montón de propiedades, además de ser antialérgicas, sirve para quemaduras y es hidratante. La industria cosmetológica la utiliza en productos como cremas, jabones y parches biomédicos”, agrega Pujol. Por último, el gusano que no se usa en la industria textil termina como alimento para animales de granja.
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