El sector textil de Argentina comienza a mostrar signos de retoma tras la larga crisis
La actual política de priorizar la producción nacional que aplica el Gobierno argentino está generando en la industria textil y confeccionista una leve recuperación de su actividad, en la medida que los efectos de la pandemia se lo permiten. Directivos de la fundación proteger reconocen los datos de “un crecimiento que va a continuar”.
Según Jorge Sorabilla, vicepresidente de la Fundación Pro Tejer, destacó que “luego de haber tocado el piso en mayo, comenzó la reactivación en junio y julio y la tendencia marca que el crecimiento va a continuar, por el proceso mismo de sustitución de importaciones”.
El directivo empresario puntualizó que el reemplazo de compras externas por producción nacional es transversal en la cadena textil, pero es más fuerte en “las telas terminadas y la ropa, como las remeras, indumentaria deportiva y vestidos”.
En esta dirección, Sorabilla dejó en claro que en este momento los “importadores están llamando a las fábricas nacionales para encargarles la producción de ropa que podría llamarse más popular, para clase media y media baja”, en un escenario en el que también “juegan” las denominadas licencias no automáticas, que buscan desalentar las importaciones.
Respecto de la gestión del anterior gobierno, Sorabilla dijo que “el ex presidente Mauricio Macri permitió importaciones que representaron entre el 75 y el 80% de productos que eran sustitutivos de la producción local. De este modo destruyó fabricación argentina, y ahora ese proceso se está revirtiendo”.
Más allá de la caída del consumo y el empleo por la pandemia, el empresario expresó su “esperanza” por culminar el 2020 en niveles mayores al año pasado y con grandes perspectivas para los próximos años. El presente contrasta con los indicadores de mayo, cuando la producción de ropa cayó 68,6% interanual debido no sólo al cierre obligatorio de las fábricas por la pandemia del coronavirus, sino también a la cancelación de pedidos del sector minorista.
La concentración de la enfermedad en la ciudad de Buenos Aires y su Conurbano, y el consecuente mantenimiento de la cuarentena, hizo que las ventas de ropa de los comercios minoristas se reduzcan 72% interanual durante junio. En tanto, en el resto del país, que pudo relajar el aislamiento, la caída se ubicó en 23%, según estadísticas sectoriales.
La intensificación de la cuarentena durante la primera quincena de julio en el GBA llevó a una mayor caída de las ventas y a una nueva interrupción de la producción en diversos distritos del Conurbano.
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BAE Negocios / Comunidad Textil
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