Claudio Drescher, empresario y presidente de la CIAI

Entrevistado por el diario económico El Cronista, Claudio Drescher, CEO de la marca Jazmín Chebar y presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), habló sobre las dificultades que soportó su empresa y el sector en el 2016 y que se agudizaron este año, y sobre los problemas que agreden a la industria local. Dijo que espera que el equipo de gobierno se oriente hacia “un camino que represente para la Argentina una posibilidad cierta de desarrollo industrial e integral de su economía”.

Preguntado sobre qué balance hace de la primera parte de este año, con caída del consumo, Claudio Drescher señaló: “Tuvimos un 2016 muy difícil y un 2017 un poquito más difícil. A todos nos preocupa cuál es el rol que va a tener la industria en la Argentina y esta industria específicamente. Jazmín tiene un grupo de clientas muy firme. La marca ha tenido un año donde ha cumplido sus pronósticos, que eran más conservadores que en la época de expansión del consumo interno. Pero no nos gusta, obviamente, una situación de tanta retracción del mercado interno”.

En relación a si las importaciones son la principal preocupación de la industria, el empresario
explicó que “la principal preocupación es el consumo interno, que está sometido a niveles de baja bastante importantes. El segundo tema, que tiene que ver con la importación o las compras al exterior, está relacionado con que no hay una política clara en relación a lo que va a suceder, hay ciertas contradicciones sobre si se va a abrir la economía o no; lo que representa una incertidumbre que complica dar pasos estratégicos”.

“Por otro lado -agregó-, que la valuación del dólar esté en una situación de desfasaje hace que el producto nacional sea aún más caro. Si a la alta presión impositiva se le suma un dólar excesivamente bajo, la mercadería importada o del exterior aparece como más barata. Eso acrecienta las dificultades de la estructura productiva en la Argentina”.

Drescher se refirió también al precio de la ropa en el país y el comentario habitual de que es cara. En este sentido dijo que “la Argentina es cara en todo”. Comentó que “hay un desfasaje del dólar del 30% y eso distorsiona la realidad. Si estuviera en un nivel de $ 21 o $ 22, todo parecería más acorde. Y la producción de la Argentina es estructuralmente cara. Los precios se distorsionan tanto para un tubo de acero sin costura como para un sweater. Hay una estructura impositiva muy fuerte que presiona mucho sobre aquellos que pagamos. Un tercio de la Argentina banca el funcionamiento del Estado”.

Habló también sobre la incertidumbre que genera en la industria la situación descripta. Para Descrer “un empresario tiene siempre una cosa de optimismo”. En este sentido detalló: “hoy estamos planificando el segundo semestre de 2018 y el primero de 2019 porque en las colecciones exclusivas, el desarrollo de las telas y de las estampas se hace un año y medio antes. Tenemos la expectativa de que se encuentre el camino. Hoy no está. Que, además de las buenas intenciones, encuentren un camino que represente para la Argentina una posibilidad cierta de desarrollo industrial e integral de su economía”.

Sobre el debate sobre la posibilidad o no de apertura comercial del país y sobre si la industria textil podría ser competitiva economía abierta, Drescher sostuvo que “tenemos que analizar cómo hacerlo”.

El dirigente de la CIAI destacó que “algunos analistas dicen que la industria de la indumentaria representa un problema y yo creo que es una oportunidad. La Argentina no es eficiente en la mayoría de los sectores industriales. La indumentaria es una industria que genera mucho trabajo, mano de obra y valor agregado y, por otro lado, emplea a muchas mujeres”.

Argumentó que “desde todo punto de vista, es una industria a la que el Estado y los gobiernos deberían darle un impulso enorme. Una tonelada de soja se exporta por US$ 370 y una tonelada de ropa diseñada por Jazmín Chebar (su empresa) a US$ 70.000. Y no es un tema de que el salario acá sea alto y esas cosas que se repiten. Portugal, por ejemplo, está viviendo un renacer de la industria de la indumentaria y el salario es de 1.600 euros. Y ellos han aumentado sus exportaciones casi 10 veces”.

“ En Argentina podríamos hacerlo mismo, pero con una política de Estado con créditos que favorezcan a los emprendedores, facilite la exportación una política cambiaria previsible. La Argentina es un país de un mercado muy pequeño donde sí o sí se tiene que exportar. No se tienes una economía de escala para hacer lo mismo que hace H&M, que produce en el Sudeste asiático 60.000 prendas de un solo color de un sweater. Nosotros estamos en 600. Se habla del fast-fashion pero si miramos a las marcas de precio alto y de calidad también les va muy bien. Hay espacio para que la Argentina tenga un compromiso y un desarrollo de su actividad”.

Claudio Drescher esta en la industria confeccionista de Argentina desde muy joven. Es creador de firmas emblemáticas como Caro Cuore o Vitamina se asoció con la diseñadora Jazmín Chebar en los turbulentos meses de la crisis de 2001/2002, a la que vio como una oportunidad. Rápidamente hizo crecer la marca, con la apertura de locales en Alcorta Shopping, Palermo, Patio Bullrich y Unicenter. En 2008, desembarcaron en Chile. La empresa de moda, que está cumpliendo 20 años, hoy tiene 21 locales, un canal de e-commerce y emplea a 280 personas.
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El Cronista / Comunidad Textil

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