En muchos países se da trascendencia a la corrupción que transcurre entre funcionarios del estado y los privados, y generalmente sólo se critica al personal estatal. Pero además habitualmente se silencian los hechos delictivos cuando éstos tienen como escena exclusivamente a las empresas. Esto produce en las compañías cuantiosas pérdidas y es muy importante tomar los recaudos para minimizar el flagelo. Un estudio advierte sobre el tema.

Como ejemplo bien vale analizar el caso de un estudio de la filial argentina de la consultora KPMG. Una encuesta reciente reveló que todavía es escaso el compromiso que tienen las empresas locales para utilizar herramientas que permitan combatir el fraude, tanto interno como externo.

A pesar de que en las empresas argentinas hay conciencia de que es importante combatir la práctica y la cultura del fraude, todavía sigue siendo bajo el nivel de involucramiento de la organización para prevenirlo y sancionarlo sobre todo teniendo en cuenta que implica importantes pérdidas económicas para las compañías, como así también, un daño reputacional que puede implicar incluso mayores costos.

Estas definiciones, y que no se hace un correcto análisis y evaluación del personal y proveedores que se contratan para evitar riesgos, entre otras, surgen de una encuesta realizada por KPMG Argentina a 74 altos directivos de empresas de primera línea del país que participaron en una jornada de trabajo sobre cómo combatir el fraude bajo el título «Plan Anti-Fraude y Línea Ética».

Los principales conclusiones para KPMG es que, si bien el 92% cuenta con una Auditoría Interna en sus compañías y el 96% un Código de Conducta, el 42% contestó que el mecanismo de denuncia independiente y anónima aún no está implementado y, si lo está, se reconoce que tiene importantes deficiencias.

El 47% no tiene procedimientos efectivos para dar seguimiento a las denuncias recibidas y solamente el 54% dispone de protocolos internos de investigación que establezcan los lineamientos a seguir desde el momento en que se recibe una denuncia hasta el cierre del caso.

Sólo el 30% se apoya en herramientas tecnológicas para monitorear, de manera continua y en tiempo real, los indicadores de fraude en grandes volúmenes de datos.

En materia de prevención, la encuesta detectó que solamente el 42% lleva a cabo evaluaciones de riesgos de fraude en la organización, testeando sus respectivos controles antifraude. Y el 58% manifestó que sus compañías no realizan búsquedas de antecedentes antes de contratar empleados o terceros.

También se estimó que el 59% tiene deficientes políticas de comunicación y capacitación en materia de concientización sobre la prevención del fraude, y el 48% manifestó que se ha asignado un responsable de la Alta Gerencia para el diseño e implementación del plan antifraude.
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Mercado / Comunidad Textil

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