La Universidad de Palermo de Buenos Aires organizó un encuentro sobre sustentabilidad y comercio justo en Argentina. Se dijo que el país todavía está lejos en relación a otros en cuanto a estos nuevos hábitos de producción y consumo, por lo que hay desafíos y temas que la industria local de a poco está empezando a trabajar.

Las posibilidades de una moda argentina justa y respetuosa del medio ambiente en la Argentina fue el tema del encuentro. Y los encargados de reflexionaron y debatir fueron representantes de organismos encargados de mejorar los procesos en la cadena de valor, investigadores y representantes de marcas.

Aleandra Scafatti, fundadora de Ecomujeres una institución que trabaja sobre la sustentabilidad en una variedad de temas de la vida cotidiana, habló sobre las principales características de la nueva ‘moda rápida’.

Con el Fast Fashion todas las semanas hay algo nuevo para vender, esto genera puestos de empleo y acelera el consumo. Entre los rasgos negativos se calcula que unos dos millones de toneladas de prendas van a la basura cada año, generando un importante nivel de residuos por el alto nivel de producción.

Scarfatti señaló que hoy “las prendas no duran más de dos años porque son de mala calidad. Según estudios, a partir del 2000 los consumidores de EE.UU. empezaron a comprar cuatro veces más la cantidad de ropa que solían comprar antes de ese año. Eso es el fast fashion”, comentó. Además, agregó que el mejoramiento de las comunicaciones y el transporte aumentó la velocidad de los procesos y también hizo de toda esto algo más accesible para el consumidor, sin tener en cuenta el costo a nivel social y ambiental.

“Si queremos trabajar en sustentabilidad, hay algunos ejes en la cadena de valor que tenemos que empezar a estudiar. Es un gran desafío, pero es un análisis que hay que hacer, sugiero siempre en equipo, para que todos sepan de los impactos ambientales en cada parte del proceso productivo”, dijo Scafatti.

Por eso, como primer paso, es necesario conocer el origen de la materia prima y todos los elementos que la constituyen. Por ejemplo, tintas, uso de energía y agua potable, etc.

Otra parte del proceso productivo tiene que ver con el diseño: “Hay que innovar en los productos y pensar en ellos desde su creación para que no mueran. Hoy todavía se trabaja con la idea en que algo se crea y deja de tener una vida útil en un momento. En general la forma de diseñar en la actualidad no tiene que ver con que las cosas tengan una alta durabilidad, además hay que enseñarle al usuario a usar lo que compra de la manera más eficiente posible, hacer educación ambiental a través del producto”, señaló.

Hoy ya se fabrican hilados provenientes de diversos recursos naturales sustentables. Según comentó la fundadora de Ecomujeres: “Hay un ejemplo de innovación que hizo la diseñadora Suzanne Lee. Creó un material en base al té verde para generar un material similar al cuero y con el que ya se han fabricado chaquetas y otras prendas. Es una materia prima que se puede compostar. No hay residuos ni en la producción, ni en el final de su vida útil”.

También hay marcas que ya fabrican sus prendas de denim con un alto porcentaje de plástico proveniente de tapas de botellas. Además, hay hilados realizados con frutas como piña, plátano y coco que permiten realizar prendas sustentables, aunque todavía son técnicas en vías de desarrollo para producir masivamente.

Paula Gray especialista en moda lenta y sustentabilidad. Vivió en Los Ángeles y allí se introdujo en lo que tenía que ver con lo natural y orgánico en la moda. La mayor parte de su producción es para exportar por lo que casi no tiene consumo a nivel del mercado local. “En Argentina todavía no está instalado este tipo de producto, estamos en un precalentamiento, armando un camino para los que vendrán después”, comentó.

Ante las dificultades para importar materiales orgánicos del exterior, Gray cambió un poco su modelo de negocios y hoy trabaja con los materiales que las empresas textiles descartan por tener pequeñas fallas.

Carola Cornejo comenzó a trabajar con su marca basándose en la importancia que tiene para ella la no violencia en la moda, con el tema de los talles, por ejemplo, y con quiénes forman parte del proceso productivo de su firma.

Por eso, armó una tabla de talles en base a las medidas de las mujeres argentinas y además empezó a interiorizarse en la forma de trabajo en los talleres. Hoy sus prendas están confeccionadas por grupos de mujeres mayores de 50 años que vienen de tener experiencias de explotación y malas condiciones laborales.
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FashionUnited / Comunidad Textil

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