El 24 de abril, se cumplieron tres años desde la catástrofe de Rana Plaza en Dakka, la capital de Bangladesh, fue el mayor siniestro de la historia textil. Aunque no fue el primero, la magnitud de este dejó al descubierto la cara oculta de la “competitividad” de ciertas marcas internacionales de moda. Tras el siniestro, diversas instituciones, tratan de cambiar el funcionamiento de esta industria.

Fábrica confeccionista en Bangladesh

Fábrica confeccionista en Bangladesh

La tragedia de Rana Plaza fue la más cruenta de una serie de incendios que se dieron en industrias textiles de Bangladesh, debido a las pésimas estructuras y formas en que muchas empresas de ese país desenvuelven su actividad. Esto muestra claramente también las condiciones en que los trabajadores desarrollas su actividad.

Una de las entidades que alumbró esta situación fue Slow Fashion Next. Esta es plataforma de moda sostenible, cuyo compromiso es mostrar que existe una alternativa al “fast fashion”.

Para conseguirlo, recientemente realizó en España sus quintas jornadas #ModaSostenibleMT, donde más de 300 personas entre diseñadores, emprendedores y profesionales del sector se han reunido con un mismo leitmotiv: “una nueva industria textil es posible”. Y así conseguir que la moda sea más responsable, humana y consciente de su entorno.

Según esta organización, “son cada vez más los empresarios y emprendedores de la moda que buscan poder producir ropa sin dañar el medio ambiente y siendo socialmente responsables”, sobre todo tras el derrumbamiento del edificio Plaza Rana Savar, en Bangladesh.

Otro de los ejemplos, en lo que respecta al low cost, ha sido la cadena sueca H&M con su nueva colección “H&M Conscious”, y con su activa colaboración con el grupo del lujo Kering y la empresa de innovación en reciclaje Worn Again. Según Gema Gómez, fundadora de Slow Fashion Next, “la conciencia va en aumento y con ella, los proyectos”.

Cada vez existen más emprendedores y nuevas firmas que apuestan por el ecofashion y por un modelo de negocio ético aunque se trate de “un sector todavía muy emergente. Un sector muy tierno que necesita una mejor estructura, pero también más financiación por parte de los gobiernos”, explica Gema Gómez.

“Si queremos una moda sostenible hay que apostar a todos los niveles: política, educación, financiación y conciencia pública”, añade. Por ello, en el encuentro se han tratado temas como la producción, el e-commerce, la importancia de la innovación social y ambiental, o de cómo emprender y crecer desde la responsabilidad para formar a todos aquellos que quieran abrir su propio negocio.

Fábrica de coinfeccioones en Bangladesh_6Uno de los máximos representantes en España de moda sostenible es Javier Goyeneche, presidente y fundador de Ecoalf. Una marca que ya está presente en diversas partes del mundo y que sigue innovando para poder crear ropa a partir de residuos como las botellas de plástico o las redes de pescadores. Como él apuntó durante su intervención, “500.000 millones de bolsas de plástico son usadas cada año en el mundo”, con tan solo una vida media de 30 minutos para después descomponerse en 450 años cada una. “Donde unos ven basura, nosotros vemos materia prima”, explicó Goyeneche.

“Lo que nosotros hacemos es diferente. Mientras que la mayoría de empresas de moda invierten su dinero en lo que el público ve (publicidad, imagen…), nosotros lo hacemos en lo que no se ve. Buscar partners y colaboraciones en todo el mundo, asociarnos con gestores de residuos, hablar con los pescadores de Levante para llevar a cabo la iniciativa ‘Upcycling the oceans’…”, comenta.

Otro de los retos con los que se encuentra la moda sostenible es que el consumidor concibe “el reciclaje como algo peyorativo y que lo ecológico es caro”, admite Javier Goyeneche. Por eso, uno de los principales objetivos son la calidad, pero también la estética y el diseño. “Nuestra obsesión es que el precio no sea una excusa por no comprar moda sostenible”, continúa Goyeneche.

La fundadora de Slow Fashion Next piensa que “grandes compañías como Inditex tienen un gran poder de tracción para cambiar las reglas del juego. Hay que cambiar el modelo de negocio, la compra masiva es absurda”.

Por su parte, Jaime de la Figuera, director del salón MOMAD Metropolis opina que “una empresa 100 por ciento sostenible es una utopía, pero que hay que trabajar para que la moda sostenible tenga una representación en España”. Por ello, el Salón Internacional de Textil y Complementos abrirá en septiembre un nuevo espacio divulgativo, junto a las distintas asociaciones textiles de Madrid, Cataluña y Andalucía, así como empresas como Skunkfunk y Ecoalf.
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FashionUnited / Comunidad Textil

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