Después de diez años de batallas infructuosas, la industria textil y de confección de Italia denunció que, bajo la presión de su poderoso sector retailer, Alemania y los países del norte Eropeo se oponen al etiquetado de prendas con la mención de origen (el «Made in»).

Claudio Marenzi, presidente del SMI

Claudio Marenzi, presidente del SMI

Claudio Marenzi, presidente del Sistema de la Moda italiana, SMI, la mayor asociación de un sector compuesto por más de 50 mil empresas, ha expresado su disgusto por la situación. Al hablar con la prensa, el dirigente acusó a Alemania de bloquear cualquier intento de hacer que el etiquetado de origen sea obligatorio para los productos vendidos en el mercado de la Unión Europea.

«Hace más de un mes que intento desesperadamente conseguir una cita con mi homóloga alemana (Ingeborg Neumann, directora de la Gesamtverband, n. de la r.) para discutir el tema, pero la reunión sigue siendo aplazada constantemente», reclamó Claudio Marenzi.

Europa es la única región en la que el etiquetado de origen no es obligatorio, mientras que sí lo es en los principales mercados competidores de la Unión Europea. En Estados Unidos y China, por ejemplo, hace mucho tiempo han entrado en vigor normas que exigen la denominación de origen para los productos fabricados en el extranjero. La Unión Europea, sin embargo, no ofrece este beneficio a los consumidores. Alemania y los países del norte de Europa son los principales opositores a la adopción de esta reglamentación.

«La industria italiana del textil y la confección perdió 96.000 empleos entre 2008 y 2013, un tercio de ellos directamente a causa de esta situación. Es decir que casi 30.000 empleos podrían ser creados de nuevo si la reglamentación sobre el ‘Made in’ fuera obligatoria en Italia y Europa», dijo el presidente de SMI.

«Yo ya aplico esta norma en mi propia empresa, con etiquetas que distinguen claramente el 70% de los productos fabricados en Italia y el 30% hecho en Rumania. El mercado nunca me ha penalizado por ello. Por el contrario, esta transparencia me ha brindado más credibilidad. Si se quiere tener un precio competitivo en algunos productos, no hay otra solución que fabricar en otros países, el público entiende esto. Esto es normal hoy en día», añadió.

Al final de cuentas, la mayor decepción para los fabricantes italianos de moda se deriva de su actual gobierno, ya que consideran que éste no los ha apoyado en esta batalla.
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Fashionmag / Comunidad Textil
 


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